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La cabellera es el elemento más versátil y con más posibilidades de cambios, que tenemos en el cuerpo; y en cada cultura y época ha adoptado diferentes formas, que incluyen desde llevar la cabeza completamente tapada en sitios públicos hasta el uso de enormes pelucas con la que se denota rango, autoridad o función, e incluso el corte absoluto del pelo.

No es casual que en algunas sociedades se estableciera para cierto tipo de delitos cometidos por mujeres el rapado total de las cabellera antes de la exposición pública de las reas, ya que el cabello es uno de los principales adornos naturales del ser humano, sin distinción de género.

El cuidado del cabello no solo cumple una función estética. Cuando se encuentra sucio y en mal estado, da lugar al funcionamiento anómalo de las glándulas sebáceas o a la aparición de una amplia gama de infecciones.

El cuero cabelludo es un tejido vivo, una zona de la piel que hay que cuidar, nutrir y proteger con el mismo esmero que la del resto crecerá resistente y permanecerá firmemente insertado en el folículo piloso. Todo ello redundará en la salud general, además de en la imagen que tengamos de nosotros mismo y que demos a las personas que nos rodean. Podemos cambiar el corte o el color del pelo para adquirir estilo, pero siempre debemos mantenerlo limpio, fresco y sano. La fortaleza de nuestro pelo, su brillo y suavidad, son síntomas de buena salud.

Unas características

  • Cabello graso

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La excesiva actividad de las glándulas sebáceas deja el pelo chato, graso, apelmazado y dividido en mechones. Aunque por la mañana esté limpio, por la noche puede aparecer muy deslucido. En una cabellera larga el problema, además, se aprecia con mayor intensidad.

  • Cabello dañado

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El cabello dañado es más poroso y pierde la humedad más rápidamente que el sano, ofreciendo un aspecto fosco y sin brillo. Suele presentar también las puntas abiertas y ser quebradizo por la falta de elasticidad. A veces se produce por no recortar las puntas del pelo cuando se necesita.

  • Cabello electrizado

Durante el invierno, sobre todo en climas secos, los cabellos tienden a electrizarse, más si se emplean gorros o sombreros. Este problema lo sufre con mayor frecuencia el cabello fino y ligero que el grueso porque tiene menos peso. No es un problema estético, pero sí resulta bastante incómodo en situaciones sociales.

  • Cabello reseco

La actividad insuficiente de las glándulas sebáceas puede dar lugar a un cabello reseco, sin vida. Como no está suficientemente protegido por la capa de sebo, pierde humedad y, con ella, elasticidad; por eso también es quebradizo. Empeora en personas que usan champús agresivos con el cuero cabelludo.

  • Cabello sin brillo

Debido a la incorrecta función de las glándulas sebáceas o de otras irregularidades en el cuero cabelludo, a veces el pelo carece de brillo o lo pierde a las pocas horas de haber sido lavado. La falta de brillo siempre da una apariencia poco saludable al cabello.

  • Cabellos teñidos

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Si el cabello tiene un tinte natural, como el que puede hacerse con hojas de nogal, té negro, etc., no presenta problemas; pero si han empleado productos industriales en el teñido, necesitará cuidados extra para evitar que se reseque o se quiebre con facilidad.

Cada problema

  • Cabello graso: exfoliar, usar champú de limpieza profunda y suavizar con un acondicionador no graso. Además de lavado diario, se puede esparcir maicena mechón a mechón, dejarla actuar 15 minutos y retirarla con un cepillo de cerdas naturales.
  • Cabello dañado: aplicar lociones nutritivas, champús revitalizadores, sérum protector y mascarillas nutritivas.
  • Cabello electrizado: no usar demasiado champú al lavarse la cabeza. Utilizar un champú adecuado al tipo de cabello, aplicar suavizante y terminar el tratamiento con un sérum específico.
  • Cabello reseco: lo mejor es emplear mascarillas y tónicos hidratantes y nutritivos que estimulen la actividad glandular. El sérum y las mascarillas hidratantes aportan sedosidad.
  • Cabello sin brillo: terminar el lavado con un chorro de agua fría y aplicar tónicos, mascarillas, enjuagues, champús que aporten brillo al color de cabello específico.
  • Cabellos teñidos: son recomendables los tónicos y las mascarillas nutritivas y protectoras, aplicadas semanalmente. Estos productos, junto con el uso de un champú y acondicionador adecuados, devolverán a los cabellos resistencia, elasticidad, brillo, suavidad y volumen.

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