Nadie dijo que el comunicarte es sencillo y si tenemos las hormonas a flor de piel, mucho menos. Haz un pequeño esfuerzo y aprende a enviar los mensajes correctos a quienes te rodean. Lo primero que debes saber es que nadie anda consultando una bola de cristal para saber qué te pasa, qué piensas, qué necesitas y qué quieres, así que tendrás que decírselos tú misma de forma clara y directa. Si no lo haces, luego no te quejes de que nadie te escucha, de que nadie te comprende y de que estás más sola que un calcetín. Mejor aplica éstos sencillos consejos para comunicarte mejor:
No te quedes callada, aunque no lo creas, a los demás les importa mucho lo que vas a decir. Si eres tímida o te da demasiada pena, respira profundo tres veces para darte ánimo. Cálmate y habla. Habla de ti misma y usa tus propias palabras. No copies frases hechas que escuchas en la televisión o que repites de tus amigas, siempre es mejor ser tú misma. Sé creativa al comunicarte y expresarte, da color y pon buen humor a tu mensaje.
Usa adecuadamente tu respiración, cuida tu tono de voz, tus movimientos corporales y la expresión de tu rostro para dejar claras tus emociones. Por ejemplo, nadie te va a creer que estás feliz, si lo dices con una vocecita apagada, los hombros echados hacia adelante y los labios apretados. A todos nos gusta la gente natural y sincera. Aunque no sea perfecta. Por eso habla sobre tus limitaciones y miedos, de forma abierta. Recuerda que no eres la única, todos tenemos fallos y temores.
Mira a la cara de la persona que tienes enfrente, tanto cuando hables como cuando escuches. Cuando te comuniques, sonríe como señal de aceptación y acercamiento hacia la otra persona, no como una forma para disimularlo o para caer bien. Escucha de verdad, haz sentir a los demás que son muy importantes para ti. Quien sabe escuchar y se interesa por los sentimientos de demás, es más querido y sus mensajes también son escuchados con más atención y cariño. Acepta opiniones diferentes a las tuyas y aunque no las compartas, reflexiona sobre ellas porque a los mejor tienen mucho de cierto. A la vez, ponte en los zapatos de la otra persona para poderla comprender. Elimina por completo las piedritas que te frenan al comunicarte, como son los reclamos, las acusaciones, exigencias, los juicios y prejuicios, las generalizaciones, las frases negativas y los silencios incómodos.
Sé tierna y amable durante la charla. El riesgo de resultar empalagosa no debe desanimarte para nada. Para muestra, haz memoria: cuando llegas a una ciudad donde todos saludan, platican y te dan la bienvenida, resulta seguro que te caigan bien y te parezcan muy simpáticos. ¿Por qué? Pues son alegres, no están traumados pensando que los demás tienen malas intenciones. Tienes que estar libre de prejuicios para poder comunicarte satisfactoriamente.
Si estás enojada y te tragas tu furia o haces como que no existe, tarde o temprano se convertirá en una depresión. Mejor sube por la escalera de la madurez y acepta tus sentimientos. Dialoga con quien tengas que hacerlo. Esto no significa que te desquites con otros. Respira profundo y tómate un momento para pensar lo que te pasa. El enojo es una reacción natural que te dice que algo anda mal y hay que repararlo. Deja que se te baje la ira antes de hablar del asunto con la persona que te provocó el enojo. Luego sé clara y objetiva, pues es el camino más corto para resolver cualquier malentendido familiar o con un amigo. Pon los hechos sobre la mesa en forma de argumentos para resolver la situación que te molestó. Tal vez sea difícil hacerlo pero con la práctica se hace más fácil cada vez. Si estás bastante molesta, ve a caminar o sal a correr, el ejercicio te relajará para tomar el siguiente paso y comunicarte relajadamente. Que es igualmente importante, ya que una discusión no debe ser causa para dejarle de hablar a alguien. Platica de corazón a corazón y de sentimiento a sentimiento. No temas ser juzgada.
Siempre procura mantener el respeto por las personas que te rodean durante una plática. Sé positiva ante las situaciones que se te presentan y muéstrate como una inspiración para los demás, convenciéndolos de que pueden alcanzar cualquier sueño que propongan. Poco a poco notarás como tu lista de amigos crece.
Con estos sencillos consejos, ya estás lista para hablar tranquila, no cortarte ante cualquier tema y comunicarte de manera agradable para con los demás. Te sorprenderás de lo bien que serán recibidas tus palabras y comprobarás que muchos de tus amigos sienten y piensan como tú.