Si el agua es vida, con mayor razón para las personas cuyo estado físico es vulnerable. No obstante, la edad cronológica no es sinónimo de la edad espiritual, el cuerpo de los adultos mayoresexperimenta ciertos cambios que generalmente propician la aparición de enfermedades. Uno de ellos es el deterioro del mecanismo que regula la sed, motivo por el que hay que poner especial énfasis en la manera de proveer líquidos a su organismo.

Sobre todo en verano, los índices de deshidratación y problemas estomacales aumentan considerablemente entre las personas de la tercera edad. Si bien los abuelitos tienden a sufrir de estos problemas con facilidad, el calor y su negativa a ingerir líquidos son los factores más peligrosos para que su estado empeore.

La mejor opción para prevenir tal situación es ofrecerle a nuestros queridos ancianitos la mayor cantidad de agua posible y ser insistentes en que se la tomen. En caso no les guste mucho el líquido elemento, se les puede ofrecer jugos de frutas e infusiones, aunque controlando la cantidad de azúcar.

Definitivamente hay que desechar las gaseosas y el café, ya que la cafeína que contienen bloquea la absorción de calcio, fundamental en quienes padecen de osteoporosis, enfermedad muy común a su edad.

Por otro lado, la diarrea también produce altos niveles de deshidratación. Por eso deben evitarse los alimentos guardados y de dudosa procedencia. Y para calmar esos antojitos, nada mejor que compotas de frutas frescas y cocidas, como la manzana y el membrillo, que además de tener un alto contenido de agua ayudan a la digestión. Con estos deliciosos postres, tal vez hasta nosotros querremos ser engreídos como nuestros abuelitos.

Fuente: Diario El Comercio

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