Aproveche el momento de la pedicura para liberar las tensiones en los pies, con la ayuda de unos cuantos elementos; una fuente con agua tibia, unas bolitas o caricias de cristal, un poco de aceite y un buen masaje. La música relajante (o la que prefiera), así como los efectos de la aromaterapia también le serán de gran utilidad para lograr una sensación de bienestar.
Al igual que en el caso de las manos los artículos que se utilizan para el cuidado de los pies deben estar muy limpios, y los productos embellecedores deben ser armónicos con la química natural de la piel. Evite entonces emplear quitaesmaltes a base de acetona y esmaltes que contengan formaldehído y tolueno.
- Retire el esmalte con un poco de algodón y quitaesmalte sin acetona. Vigile el estado de sus uñas y si nota que están algo amarillentos entonces le conviene dejarlas y descansar de los esmaltes o, al menos, de ciertos colores. Le recomendamos en ese caso aplicar un esmalte protector para ayudar a endurecerlas.
- Utilice unos alicates especiales para cortar las uñas en línea recta, pues si lo hace siguiendo la forma redondeada del dedo pueden encarnarse. Las limas (específicas para esta zona) también son una buena opción para mantener las uñas cortas, y un instrumento básico para pulir el borde y las pequeñas astillas que se enganchan con las medias.
- Introduzca los pies en una fuente amplia con agua tibia que puede enriquecer de muchas maneras: sales, aceites, hierbas. Seleccione los productos complementarios de acuerdo con los problemas que presentan sus uñas y pies. Es una magnífica idea colocar canicas o pequeñas bolitas de cristal en la fuente para jugar y masajear las plantas de los pies mientras se remojan de 5 a 10 minutos.
- Una vez fuera del agua y secos los pies, empiece a trabajar la cutícula; aplique un poco de suavizante o quitacutículas y espere unos minutos. Empuje la cutícula con suavidad hacia atrás con un palito de naranjo o una lima envuelta en un poco de algodón. No corte la piel de la cutícula ni la empuje más de la cuenta porque puede dejar desprotegida la raíz de la uña.
- Elimine las pieles endurecidas, aquellas que se forman en el pulgar y en el talón, con una piedra pómez. El uso de instrumentos como el cortacallos o que tienen cuchillas especiales exige práctica y conviene que sean utilizados por un podólogo. Trabaje la zona de las callosidades con cuidado para que no se haga daño. Termine pasando la piedra pómez humedecida por la planta del pie.
- Masajee sus pies con alguna crema o producto que contribuya a la suavidad, flexibilidad y nutrición a la piel. Si lo desea puede exfoliar, enjuagar y humectar. Hágalo con tiempo y cuidado, preste atención a los lugares que más necesitan su ayuda. Recuerde que un buen masaje es una excelente terapia.
- Quienes van a aplicar un esmalte deben primero limpiar las uñas con un poco de agua jabonosa y luego secar por completo. Utilice separadores de uñas (que venden en las tiendas de productos de belleza), trozos de papel higiénico o algodón puestos entre los dedos. De esta manera evitará arruinar el esmalte y manchar la piel.
- Aplique una capa base empezando por el dedo meñique hasta llegar al pulgar. Tenga en cuenta que el esmalte debe ponerse desde el nacimiento de la uña, pero no sobre la cutícula. Espere a que seque esta base antes de colocar una o dos capas de esmalte. Vale la pena insistir en que con cierta frecuencia es necesario dejar descansar las uñas de los esmaltes para que respiren libremente.