bipolaridad

El trastorno bipolar afecta la forma en la que funciona nuestro cerebro, eso significa que pueden pasar de una alegría eufórica a la tristeza más profunda y gris, hay personas que pueden sentir ambas cosas al mismo tiempo.

La bipolaridad puede afectar a mujeres y a hombres, y los síntomas pueden aparecer a partir de los 20 años, pero hay estudios que dicen que los síntomas pueden aparecer  en años de adolescencia y en la niñez.

Los episodios del trastorno bipolar en personas adultas pueden durar semanas e incluso meses, pero en los niños y adolescentes pueden ser muy breves y en esos casos, puede pasar de alegría a tristeza varias veces al día.  Los episodios pueden ocurrir de manera irregular, ser impredecible o estar conectado de alguna manera, un cambio puede estar seguido de un episodio maníaco depresivo y inversamente.

Los niños y adolescentes que tengan este problema , no siempre presentarán los mismos patrones de conducta, que los adultos que tengan también bipolaridad. Las funciones cerebrales se ven afectadas, también alteran la manera de pensar y sentir de quienes la padecen y por ende, muchos no logran entender lo que ocurre.

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Una persona con trastorno de bipolar, suele regresar a su estado normal que es conocido como periodo de descanso. Se debe aclarar que no siempre ocurre este periodo de descanso, aunque dure poco.  Los cambios pueden ocurrir de forma rápida o lenta, pero en mujeres, niños y adolescentes, el cambio es frecuente y rápido.

Las personas que sufren de esta enfermedad pueden tratarse si son diagnosticadas por psiquiatras/ psicólogos  y vistos a tiempo. Dar una respuesta concreta puede ser un poco difícil, porque de momento no hay pruebas que nos digan si sufre la enfermedad o no. Es importante que si los padres ven algo inusual en sus hijos, consulten a  un médico y también lleven información de los cambios que han observado.

Síntomas:

Aumento de la energía.

Pensamientos y habla acelerados.

Disminuye su necesidad de dormir.

Comportamientos agresivos o impaciencia todo el tiempo.

Dificultad para concentrarse.

Comportamientos imprudentes.

Los síntomas depresivos:

Disminución de la energía o fatiga.

Pérdida del apetito o comidas en exceso.

Ira, preocupación y ansiedad.

Pensamientos sobre muerte y suicidio.

Sentimientos de culpabilidad.

Perdida de interés por las actividades que antes le agradaban.

No existe una cura definitiva para este trastorno, peor un buen tratamiento puede tranquilizar el estado de animo de la persona afectada y ayudarla a controlar los síntomas. En el tratamiento también se encuentra el reducir el estrés, comer y dormir bien y hacer ejercicios.

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